En este mapa podemos observar el desequilibrio demográfico de España en el año 2009, con provincias periféricas densamente pobladas (con la excepción de Madrid) y un inmenso interior esacasamente poblado.
Esta desigual distribución empezó a producirse principalmente en el siglo XIX, debido al desarrollo de los años sesenta asociado al turismo, la construcción y la especialización industrial en las áreas urbanas, que acentuó la diferencia de densidad de población entre periferia e interior. Esto dio lugar a que entre 1900 y 1975 se produjera un importante éxodo rural, caracterizado por una emigración masiva protagonizada por trabajadores agrícolas poco especializados procedentes de Castilla León, Castilla la Mancha, Galicia, Andalucía y Extremadura (zonas de interior), desplazadas hacia zonas industriales (Cataluña y País Vasco, zonas periféricas) y hacia zonas más desarrolladas económicamente (Madrid, la costa mediterránea, Canarias y Baleares).
Todo esto ha producido un gran despoblamiento y envejecimiento demográfico en las zonas rurales del interior, frente a un crecimiento y rejuvenecimiento de la población de las zonas urbanas periféricas, con el consiguiente abandono de las áreas rurales y un aumento de la contaminación en las áreas urbanas.
En la actualidad, las áreas densamente pobladas, ofrecen grandes facilidades a la población y en concreto a los jóvenes, ya que ofrecen más alternativas en cuanto a los estudios, ocio, vida laboral..., por lo que continúa existiendo un importante éxodo rural, que continuará ante la falta de alternativas.
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